Estaba allí,
Al pie de la
columna que sostiene el techo
Esperando
por ti.
Estaba allí,
Con mis
sueños envueltos en papeles de colores
Llenos de
versos sin rimar.
Estaba allí,
Buscándole
excusas al tiempo
Porque no se
detuvo a pensar por mí.
Estaba allí,
de pie, sola, esperando por ti
Después de
tantas lunas soñando tu ausencia.
Estaba allí,
Prendida de
mis recuerdos y te vi.
Te vi
llegar,
Con tu andar
en las nubes,
Con tu voz
de primavera y tu mirada clara.
Y me quedé
entre tus labios,
Bailando mis
amores,
Suplicándole
al tiempo dejara de correr
Y se
detuviera a tomarse un café,
Para poderte
tener media hora más.
Treinta
minutos de besos
Con sesenta
segundos de abrazos cada uno.
Treinta
minutos más
Que no
contarían en las pocas horas que tenemos para darnos luz.
Treinta
minutos de más que voy a robarle al martes entrante.
Después cada
quien regresará a su mundo,
A los
papeles, las llamadas y las prisas.
A tus
apuntes y notas,
A mis
redacciones y cuentos.
A esas
noches en las sombras,
Dando
vueltas en la cama sin suspiros
Recordando
tus besos, tu voz, tu cielo.
Estaba allí
Al pie de la
columna que sostiene el techo,
Esperando
por ti.
Negociándole
al sol los treinta minutos del martes
Y te vi…. Y
apagué el reloj.
Ahora estoy aquí, junto a ti,
con mis treinta minutos de besos de más.
Renée López Bulask
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