En este
relato podrán conocer una versión, diferente a la anterior, acerca de la
leyenda de La Dama de Negro.
Hace más de
cien años existió, a las afueras de un pueblo del occidente de nuestro país, un
hospital para enfermos mentales. Cuenta la leyenda que los pobladores vivían
atemorizados por la sola idea de que uno de los pacientes de este nosocomio se
escapara, por lo que exigieron a las autoridades que lo trasladaran a otro
lugar.
Como pocas
veces sucede la voz de los pobladores fue escuchada, y poco a poco los
pacientes y el personal fueron reubicados en otras instalaciones hasta que el
hospital estuvo vacío. Pero en el pueblo empezó a correr el rumor que los
pacientes más peligros habían sido abandonados a su suerte dentro del recinto
que los albergaba.
Una noche
uno de ex trabajadores de ese hospital bebía en una de las cantinas del pueblo
y relató cómo habían encadenado a sus camas a los pacientes e insonorizado las
habitaciones para que nadie pudiera escuchar los gritos de auxilio de estos
pobres. También explicó, que en un principio la idea era demoler el edificio
con los enfermos adentro. Situación que nunca sucedió y por lo cual se condenó
a los internos a una muerte lenta y dolorosa. Los que lo escucharon entraron en pánico y el rumor que antes solo
era eso, se confirmó.
A las
semanas de que este ex trabajador relatara lo sucedido en este centro
psiquiátrico, los pobladores empezaron a escuchar gritos de angustia y
desesperación que provenían del hospital. La situación se complicó más porque
durante las noches las aves empezaron a desaparecer de sus corrales, nadie
podía explicar que era lo que sucedía, o más bien, era que nadie quería hablar
por miedo a lo que sabían.
Luego de unos
días fue el ganado el que comenzó a desaparecer, pero la diferencia fue que
esta vez encontraron rastros de sangre que llegaban hasta las puertas del psiquiátrico.
No podían explicarse que era lo que sucedía ya que para esas alturas los
pacientes ya deberían de haber muerto. Hubo quien se atrevió a hablar, era
Esteban, él aseguró haber visto durante las noches a una mujer vestida toda de
negro, de aspecto fantasmal, con una daga en la mano con la que destripaba a
los animales. Indicó como la vio tomar partes de los animales que mataba y
desaparecer flotando en el camino que llevaba al hospital.
Pasaron los
meses y esta situación no tenía fin, por lo que los pobladores decidieron
terminar con este problema fuera como fuera. Se organizaron y montaron guardia
por varias semanas, hasta que en la víspera de año nuevo uno de los vigilantes
encontró al perpetrador asesinando a una vaca.
Se dio la
voz de alerta y en pocos segundos llegaron todos los pobladores, quienes
quedaron atónitos frente a una figura cubierta con una capa negra, que flotaba
a unos centímetros del suelo, con una daga en la mano con la que degollaba al
pobre animal.
Con una
velocidad increíble la figura desapareció rumbo al hospital al verse
descubierta.
Todos los
vecinos la persiguieron. Entraron de forma violenta al edificio, pero quedaron
petrificados al ver frente a ellos decenas de cuerpos con el pellejo pegado a
los huesos, y los pisos infestados de sangre y suciedad.
Frente a los
pacientes flotaba con la daga en la mano esa Dama de Negro con actitud
protectora. Los pobladores huyeron despavoridos y a partir de ese día cada
víspera de fin de año llevan a las puertas del hospital gallinas, cerdos y
vacas. Dicen los viejos del pueblo que gracias a esas ofrendas los gritos que
provenía del edificio nunca más se volvieron a oír.
Adaptación
de Giancarlo Tribiani
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