La historia
acerca de la construcción de este puente está rodeada de diferentes versiones.
La realidad es que esta construcción lleva en pie más de 400 años y a pesar de
haber sido golpeada por grandes desastres naturales, no ha sucumbido a ellos. Esperamos
disfruten de esta adaptación de una de nuestras leyendas más antiguas.
Cuenta la
leyenda que hace varios siglos existió una hacienda ubicada cerca de donde
ahora se encuentra el Puente de los Esclavos. Su dueño era un español que había
esclavizado a los habitantes de ese lugar, su nombre era don Octavio.
Se decía que
don Octavio era cruel y que castigaba de una forma desmedida a aquellos que a
sus ojos no cumplían de una forma adecuada con el trabajo. Una mañana, Juan;
uno de los esclavos de don Octavio, encontró uno de los becerros de la finca
muerto. Juan, como era de esperarse, se asustó y se desesperó ya que estaba
seguro que el dueño lo culparía por la muerte del animal.
De la nada
Juan pensó que la única forma de salvar su vida, era ofrecer a don Octavio
construir un puente dentro de la propiedad. El cual era bastante necesario ya
que en tiempo de lluvia no había manera de atravesar el río que pasaba por esas
tierras, debido a que las correntadas eran muy fuertes, además el río ya había cobrado
la vida de varios de sus compañeros.
¿Pero cómo
lograr esa faena? Lo único que se le ocurrió fue invocar al diablo y este al
momento se le apareció. El pobre Juan contó su desventura al diablo y este vio
una oportunidad para ganar un alma más para su reino. Llegaron al acuerdo de que
el puente debía estar listo antes del primer canto de un gallo al día siguiente. De la nada el príncipe
de las tinieblas invocó a sus seguidores, quienes aparecieron dentro de una
enorme bola de fuego, les dio la orden de iniciar con la construcción y
trabajaron frenéticamente toda la noche.
Llegada la
madrugada y antes de que se escuchara el primer canto de un gallo, Juan se
acercó sigilosamente al lugar en el que el diablo contemplaba su obra ya
terminada. Juan le saltó al diablo y le colocó una cruz en la frente por lo
cual este soltó un grito de dolor que se escuchó hasta lo más recóndito de la
finca.
En su
desesperación, por quitarse la cruz, el diablo pateó el puente y arrancó con
sus patas una de las piedra que eran parte de la edificación. Al momento que
esta tocó el suelo se escuchó el primer canto de un gallo, por lo que Juan dijo
al diablo: Como el puente no fue
terminado como convenimos, tengo derecho a conservar mí alma.
El diablo lo
vio con una cólera indescriptible para luego desaparecer en la nada. De esta
forma Juan salvó su alma y no fue castigado por su amo. Se dice que cuando esta
piedra es colocada a la mañana siguiente siempre desaparece.
Puente de los Esclavos en el departamento de Santa Rosa. |
Adaptación
de Giancarlo Tribiani
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