José María Miculax Bux fue
uno de los asesinos en serie más temidos y prolíficos en Guatemala. Nació en el
año de 1925 en Patzicia, municipio de Chimaltenango y para el año de 1946 se
convirtió en el pedófilo y asesino más buscando del país. A sus 21 años ya
había abusado sexualmente y asesinado a 14 niños.
Se
dice que engañaba a sus víctimas diciéndoles que irían al campo en busca de
conejos, logrando de esa manera alejarlos de la población, momento que
aprovechaba para abusar y asesinar a los niños. Los cuerpos comenzaron a
aparecer en los municipios de Guatemala, Mixco y La Antigua, lo cual provocó
que la población entrara en pánico. La primera víctima fue encontrada el 23 de
febrero de 1946, en el mes de marzo se encontraron a dos niños más, pero fue en
abril que empezaron a aparecer hasta dos cuerpos por día. El presidente en
funciones Juan José Arévalo movilizó a todas las fuerzas de seguridad para que
encontraran al culpable de tan macabros hechos.
Debido
a la presión que existió sobre las autoridades y en su desesperación por
capturar al malhechor detuvieron erróneamente en dos ocasiones a personas
inocentes. El 26 de abril de ese mismo año, gracias a la denuncia e
identificación que una anciana realizó del asesino, se logró capturar a José
María Miculax Bux. Este confesó haber violado y asesinado a los niños, además
de indicarle a las autoridades el sitio donde había enterrado a dos de sus
víctimas, también explicó que no actuó solo, así que culpo a su primo Mariano
Macu Miculax quien fue capturado al siguiente día.
En
el juicio se citó a varios niños que lograron escapar y todos coincidieron que
era la misma persona la que los había atacado. La identificación fue posible ya
que todos los agraviados indicaron que su atacante tenía problemas al caminar,
lo cual era cierto, ya que José María Miculax Bux padecía de un defecto físico
en una de sus piernas por lo que se le complicaba desplazarse.
Las
declaraciones e identificación del agresor, por parte de sus víctimas, lograron
que se le encontrara culpable por los actos tan deplorables de los que fue
acusado, pero debido a que en ese momento en nuestro país no existía una pena
para este tipo de delitos el Congreso de la República fue llamado a legislar.
Decretaron la Ley 235 (conocida como la Ley Miculax) que indicaba la pena de
muerte para los que fueran encontrados culpables en casos de abuso a menores de
edad.
Así
fue como José María Miculax Bux fue sentenciado a muerte por fusilamiento y a
su primo Mariano Macu Miculax a 30 años de prisión por complicidad. De esa
manera el 18 de junio de 1946 se citó a la población para que presenciara el
fusilamiento del ya conocido como el Monstruo
de Guatemala, su último deseo fue dos octavos licor y el perdón de un
sacerdote. Al ser llevado al paredón ubicado en el cementerio General gritaba
que él solo había matado a cuatro de los niños y su primo al resto, que no era
justo que lo mataran y que a Mariano solo le dieran prisión, sus alegatos no
fueron escuchados y fue fusilado ante la vista de cientos de ciudadanos.
Después
de su muerte la Facultad de Medicina de la Universidad de San Carlos solicitó
su cuerpo para hacerle estudios, en especial a su cabeza y así lograr
comprender el porqué del trastorno mental del asesino.
En
la década de 1990 se le cuestionó a las autoridades de la Facultad de Medicina
por el paradero de la cabeza de Miculax, a lo que ellos no pudieron responder
ya que esta había sido robada, delito que nunca fue esclarecido.
Por
Carlos Villegas
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