Se dice que
La Tatuana o Manuela es una joven bastante bella que llega a los pueblos para
vender pócimas de amor, de éxito y hasta para causarle el mal a las personas.
Debido a que, en la mayoría de los casos, los resultados de las pociones que
vende no son del agrado de las personas es encarcelada por bruja o estafadora.
Al estar en
prisión, ya sea con un carbón o yeso pinta un barco en la pared, se sube a él y
se escapa volando a través de los barrotes de su celda, para terminar su viaje
en un nuevo pueblo.
Te invitamos
a leas la siguiente leyenda y conozcas un poco más de este emblemático
personaje de la tradición oral de nuestro país:
Fue en una
tarde nublada del mes de mayo, cuando una pareja de amigas que caminaban por la
calle principal de Barberena vieron pasar a una mujer que llamó su atención, de
estatura mediana, cabello negro hasta la cintura y de piel morena.
A la semana
de que el par de amigas vieran a esta mujer se enteraron que se llamaba
Manuela, que vendía pociones mágicas y sabía adivinar la suerte. Se decía
también que tenía un pacto con el diablo. Su reputación se expandió con una
rapidez inimaginable por todo el pueblo. Entre más se le conocía era más
buscada ya que sus acciones, contaban las personas, eran bastante efectivas.
En la calle
del rastro había una boticaria, la cual era la más completa de todo el pueblo,
que tenía un gran surtido de mercadería y era allí donde Manuela compraba todo
lo que necesitaba para preparar sus pociones. La atendía, con mucha amabilidad
un joven de nombre Jesús quien nunca puso atención a lo que se decía de ella.
Una noche
del mes de junio, la hermosa muchacha llegó a la boticaria y vio muy triste al
joven, le pidió que le contara qué era lo que le sucedía para ver si ella lo
podía ayudar. El muchacho le contó que su esposa tenía un amante y que lo
abandonaba por semanas para estar con la otra persona.
Manuela le
preparó una poción y le explicó cómo usarla. Le dijo que a las diez de la
noche, debía azotar cinco veces en la almohada de su esposa una cinta que ella
le iba a entregar. Para luego guardarla debajo de la cama. Además debía quemar
incienso y rezar en cada una de las esquinas del cuarto donde ellos dormían.
Antes de despedirse Manuela le aseguró a Jesús que con eso su esposa volvería.
Al otro día
y sin una explicación razonable regresó Guadalupe, la esposa de Jesús, solo
para quedarse prendida por largo tiempo del hechizo de Manuela, La Tatuana.
Pero como todo tiene un final, un día sin avisar apareció a la puerta de la
casa de Jesús, Manuela, pidiéndole al joven le devolviera su cinta. Este lloró
y le rogó no se la llevara, lo que fue inútil.
Al siguiente
día Guadalupe se había vuelto a fugar en busca de los brazos de su amante.
Jesús buscó consuelo en las cantinas del pueblo y contó su desgracia a todo
aquel que se sentaba con él, además de culpar a Manuela de su situación.
La historia
de cómo Manuela había engañado al joven llegó a oídos de uno de los oficiales
de la ley de Barberena. Inmediatamente ordenó que encarcelaran y juzgaran a
Manuela por bruja, hechicera y estafadora. La condena para la muchacha fue
morir en la hoguera en las vísperas del día que se celebraba la Independencia
de Guatemala.
Manuela
esperó en su celda sin mucha aflicción y unos días antes que la condena fuera
ejecutada, La Tatuana pidió que se le regalara un pedacito de carbón, a lo que
el guardia accedió. Cuentan que pronunció un conjuro y luego dibujó un barco en
la pared. Nadie pudo explicar cómo subió a la embarcación y salió volando entre
los barrotes de la ventana.
Al otro día
los guardias la buscaron sin éxito, la situación causó indignación entre los
habitantes y autoridades del pueblo. Al final tuvieron que aceptar que el
escape de Manuela había sido algo fuera de este mundo y que en verdad ella
poseía poderes sobrenaturales.
Adaptación
de Giancarlo Tribiani
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