A diez días

Mural Niña con el globo de Banksy

A diez días de la muerte de las niñas del “Hogar Seguro” Virgen de la Asunción Guatemala, seguimos de duelo por la vida de estas jovencitas. La semana estuvo cargada de eventos alrededor de esta catástrofe, pero fueron dos de ellos los que más llamaron nuestra atención. El primero fue escuchar al pueblo pedir la renuncia del presidente, y el segundo la protesta, donación de sangre y performances que estudiantes de la Universidad San Carlos realizaron.

Con respecto a las exigencias acerca de la renuncia del presidente, creo que somos un pueblo que no debería olvidar, olvidar que en el mandato pasado se logró la renuncia tanto del presidente como de su vicepresidenta, pero ¿Qué hicimos como nación al tener la oportunidad de cambiar? Elegir al menor de dos males. No podemos seguir pensando que la solución es destituir mandatarios, cuando no podemos elegirlos de una forma correcta, es decir, sin pensar que Guatemala ya no necesita vivir a modo de prueba y error. Antes de exigir una renuncia debemos ser capaces de tomar mejores decisiones acerca de las personas que nos regirán. Y no perder de vista que lo que necesitamos como nación es justicia, justicia para las víctimas de este hogar y justicia para todos los guatemaltecos honrados que vivimos en la zozobra.

En relación con las protestas, donación de sangre y performance realizados por los estudiantes de la San Carlos, podemos decir que fueron actos dignos de esa casa de estudio. Pero también como guatemaltecos les queremos recordar que el pueblo no solo cuando está de rodillas los necesita, que no solo cuando el asesinato de seres humanos ocurre deberían protestar, que no olviden que la sangre que donaron no lavará la sangre de miles de muertes que han ocurrido en este país, y que los performances en los que actuaron hubieron podido dar una sonrisa en vida a esas niñas.

Igualmente les queremos recordar que Guatemala es parte de ustedes, y no solo para los tiempos de huelga, pero sobre todo que no olviden que la lucha de la Universidad, es una lucha constate que se lleva en el corazón y nunca se olvida. 

Por Giancarlo Tribiani