lunes, 24 de abril de 2017

Pretextos para hablar de libros



La Liseuse - Jean-Honoré Fragonard

Esta semana hay celebraciones en varios lugares, librerías y centros culturales por el Día Internacional del Libro, que se celebra cada 23 de abril. Tener pretextos para hablar de libros o acercase a ellos para acariciarlos, como objeto seductor o sádico, siempre es conmovedor e incluso peligroso.

Peligroso porque así como hay lecturas que entretienen, hay otras que perturban nuestra manera de ver el mundo. De esos vale la pena hacer listas, compartir experiencias de lecturas e incluso dejarle la espinita a alguien para que le dé hojeadas y ojeadas.

Eso de recomendar libros lo considero algo intrusivo. Acercarse a un título o a un autor debe ser también un ejercicio de libertad. Ya sean libros de autoayuda o de ciencia ficción es una decisión personal y de gustos, y es obvio que todos somos distintos y tenemos diferentes intereses. Así que me aparto de aquellas notas o artículos que se titulan “Estos son los libros que tienes que leer antes de los 25”.

También me aparto de quienes dicen que un niño de cualquier edad no puede leer tal libro, porque la temática es adulta o inadecuada. Estoy segura de que muchas de esas temáticas inadecuadas me ayudaron a ser lo que ahora soy. Por otro lado, me perturba un poco que los “adultos” piensen que lo niños son incapaces de formarse criterios propios y que les anulen su curiosidad por no querer contestar sus dudas. Si les preguntamos a algunos lectores empedernidos, más de uno responderá que los libros le salvaron la vida, sobre todo en la adolescencia, cuando la vida parece algo muy extraño.

Hablar de libros es un pretexto para abarcar muchas cosas, como leer es un pretexto para detenernos, para respirar, para escapar, para coincidir con otros seres humanos que sienten lo mismo que nosotros aunque sean de otro país y hablen otro idioma. Leer también es un buen pretexto para dejar en el bote de basura cualquier tipo de ignorancia. Quizá leer no nos haga más sabios, pero daremos un paso para no ser tan negligentes y quedarnos encerrados en burbujas.

Leer también sería un pretexto para recuperar la memoria histórica y entender el presente social. Hay libros que se adaptan a todos esos pretextos. Hay de todos los tamaños y gustos. Así que si esta semana, nos nace la rara idea de acercarnos a los libros, es posible que hasta encontremos algunos libros liberados en las calles de Guatemala. Tómelo, léalo y déjelo en otro sitio para que la lectura llegue a más vidas, el conocimiento y el placer es algo que debe compartirse. Hoy dejaré uno de mis libros favoritos por ahí, quizá se convierta en el favorito de alguien más. 

Por Diana Vásquez Reyna

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