Nuevamente los usuarios del transporte urbano vivieron en la incertidumbre, tanto porque hubo escases de este servicio en la ruta de que cubre la calzada San Juan y porque quedó demostrado que a la delincuencia no le importa que los buses sean custodiados por la policía, ya que hubo ataques en contra de los pilotos y ayudantes.
No es justo
para los guatemaltecos tener que vivir de esta forma, pero más injusto es que
las soluciones que se nos ofrecen solo son momentáneas. ¿Cómo es posible que
las instituciones que nos deben brindar protección sean tan obsoletas? Esta
pregunta creo que nunca tendrá respuesta. Lamentablemente nos tocará seguir
viviendo bajo el dominio de la delincuencia y nos tendremos que resignar a
vivir con la esperanza que cada día que salgamos de casa podamos regresar sin
novedad.
Por Giancarlo
Tribiani
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