Los medios
de comunicación y redes sociales, una vez más, se vieron invadidos por las
palabras que el presidente de la República expresó durante el acto que se
realizó en homenaje al fundador del Instituto Evangélico América Latina.
Hubo
opiniones de burla y otras qué cuestionaban sus palabras, en realidad lo que como
guatemaltecos y guatemaltecas pudimos observar es la poca capacidad que tiene
este gobernante para regir de forma adecuada a nuestro país. Fue triste escuchar
la expresión: "no es fácil gobernar un pueblo difícil
de gobernar".
Y mientras tanto el presidente
quejándose, la vida de los pilotos y ayudantes sigue siendo segada. Una vez más
la vida de un ser humano tiene precio. Un precio que las personas que deben ser
las encargadas de nuestra seguridad no conocen. Para ellos es fácil ofrecer
soluciones a corto plazo, pero para los guatemaltecos y guatemaltecas que nos
ahogamos en la inseguridad y que la vida se nos diluye entre los dedos, la
forma en que ellos pretenden arreglar esta problemática no nos es viable.
¿Quién derramará una lágrima por
los muertos de esta semana? Les aseguro que no será el presidente; serán las
madres, esposas, hijos e hijas que perdieron a un ser querido. Para que la vida
de las personas que luchan por sostener a sus familias no sea olvidada, como
ciudadanos debemos olvidarnos de esa actitud individualista que nos caracteriza
y manifestarnos para que estas problemáticas sean solucionadas de raíz. Ya no
hagamos mofa de los comentarios de nuestros gobernantes, hagamos conciencia y
exijamos que cumplan con las obligaciones para las que fueron electos o puestos
en esos cargos.
Por Giancarlo
Tribiani
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