martes, 13 de octubre de 2020

Poesía

Es gusto continuar publicando los textos de María René y el día de hoy vamos a compartir con ustedes tres poemas de su autoría. Esperamos los disfruten. 


VIDA

Vida ¿Qué te has creído?
¿qué puedes jugar con mi conciencia
a diestra y siniestra, a tu puro y excelso antojo
dejándome vacía el alma y sangrando el corazón?

¿A dónde quieres que llegue,
bajo la presión de este calor fulminante
si no te detienes ni siquiera para verme llorar,
ni siquiera para verme ahogar en esta arena amarga?

¡Ah Vida! En tu andar de sinfonía
se te ha olvidado la tonada que compusimos
cuando de noche compartíamos estrellas de fuego y hielo,
olvidaste mi fortuna entre tus dedos de hierro.

Daté cuenta, Vida, que aprendí a caminar entre sombras,
valiéndome madre tus desprecios y eufemismos,
dependiendo únicamente de la visión de mis dedos,
para encontrar la luz de mi oscuridad.

Dame una razón, Vida,
para seguir en este camino sin rumbo,
para creer en la gloria al final del túnel,
para seguir provocando a que tus brazos
se conjuguen con los míos.

Llévame a lo profundo de su mirada, Vida,
arrástrame despacio entre sus manos de luchador,
deja en mi piel la cicatriz de aquella noche
en que me perdí entre sus lunares,
para nunca más volver.

Déjame llegar al fondo del abismo...
déjame llegar a él.



PLEGARIA 

Te estaré esperando en el umbral de fuego,
ante la mirada protectora de Madre Luna.
Que el cielo se estremezca
al escuchar en el latir de mi pecho tu nombre,
aún te pido, aún te recuerdo
y nunca vagar en la Tierra de Olvido.

Se unen las luciérnagas de primavera
a mi clamor solitario,
mi vida entera para ti
y por un minuto más de tu presencia
sin importar el calor inclemente
que congela mis sentidos,
por una noche más a su lado,
por un instante más entre sus brazos.

Madre Hermosa,
escucha mis plegarias.
Permite a esta alma en pena
besar tus níveas manos
en son de humildad y lealtad absoluta.

Absuelve mis pecados con tu luz
y permite a mis ojos contemplarlo una vez más.
Esta noche en que tu claridad se enardece
con esa fuerza carmesí,
abre para mí el umbral de fuego que te envuelve
y tráelo a mis brazos.

Conmuévete por favor,
que mi desesperación dulcifique tu rostro
y permita a esta tu hija convivir con su espíritu
un rato más,
compensando el tiempo
que nos robó la Hermana Muerte.

Esta noche me encuentro a tus pies,
Madre de Plata y Rubí,
a tu merced, de rodillas,
concédeme un instante más
en la curva de sus pestañas,
un beso, una caricia...

La eternidad de tu luz a su lado...
Y me quedé viendo la luna a los ojos,
le pregunté por ti
por las muchas historias
que andarás aprendiendo en el más allá...

Y en sus ojos,
vi tu mirada curiosa e inquieta como siempre,
esa mirada de miel y plata.

La luna me dejó ver tu paz,
tus vuelos, tus amaneceres,
allá donde el sol deja de ser estrella
y se convierte en el dios abuelo,
me dejó ver tu estela traviesa
calentando inviernos y enfriando primaveras.

Quien lo diría...
un Diablillo haciendo picardías en el paraíso...

De no conocerte como te conozco
no lo hubiese creído,
pero al mismo cielo pongo de testigo
que no hubo, hay ni habrá
un diablito más angelical
como el que tú has sido.

A la luna tiré un beso,
encomendándole te lo diera
con ese beso va mi alma entera,
llena de tus recuerdos,
tu risa y tu voz.

Se quedó la madre luna en lo alto
cuidando el camino de los perdidos y encontrados
yo me quedo abajo suspirando
por tus abrazos de oso,
tus ocurrencias de filósofo,
y por lo que nos hizo falta vivir.

Por lo que fuiste y siempre serás para mí,
la fuerza de mi existir...





LEYENDA

Cuenta el viento
Que no hace mucho tiempo existió
Un hombre de gallardía inigualable,
Valeroso, generoso, sabio y audaz.

Cuentan las hojas de los árboles
Que vivió con gracia y plenitud
Reinando con corazón de oro
Brillando con una eterna luz.

Cuenta el sol,
Que amaba a los suyos más que a nada
Y nunca dejó pendientes a realizar
Su trabajo fue arduo y apasionante.

Cuenta la luna,
Que en las noches se refugiaba en su amor
Y su hogar era el reflejo de la paz misma
Llenando el calendario de instantes inolvidables.

Guerrero de luz y fuego,
Alma de sueños y fuerza,
Gloria de vivos y leyendas,
Y mi más grande amor.

Cuenta el cielo,
Que sus manos de artista colorean las nubes
Ahora que cabalga en el horizonte

Cuenta el infinito,
Que monta guardia en el cielo
Siempre cuidando a los suyos
Floreciendo rosas en el jardín de su amor.

 


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