viernes, 28 de agosto de 2020

Negrísimas hojas


Hoy les compartimos los tres primeros textos de Candi Ventura López. Ella es una mujer, profesora de enseñanza media en Lengua y Literatura, que estudió la Licenciatura en Letras sin llegar a graduarse, pues entiende que la educación no debe ser estandarte de incoherencias y mediocridades. Es amante de la justicia hasta en las cosas más pequeñas. Fiel creyente de que la juventud y la niñez no es el futuro sino el presente del mundo. Ha publicado los poemarios Vela (Editorial Universitaria 2017) y Negrísimas hojas (Editorial Alambique 2020).



A vos que matás

¿Qué corre por tu cabeza, por tu cuerpo cuando jalás el gatillo frío del arma?
¿Tenés hijos?
¿Tenés mamá, papá, hermanos?
¿Qué pensás cuando te bañás?
¿Qué te pasó por la mente cuando le quitaste los recuerdos y la luz a mi tío, a mis amigos, a mi primo?
¿Sabés? Yo lo amaba… y me hacen mucha falta.
¿Qué pensás ahora?
¿Los recordás?
¿Recordás sus rostros llenos de miedo?
¿O nunca los viste de frente?

También me hace falta el señor que mataste por un encargo, y el otro que debió ser policía privado para poder subsistir, aunque le tuviera miedo a las armas; me hace falta, por ejemplo, la señora que dormía de lado, el labrador que peleaba por sus tierras, el piloto que reía con sus hijos desnutridos, el comerciante, el abogado, la niña de primaria, el niño de la bicicleta… en fin.

A vos que matás… yo te odio, y espero que nadie te perdone, que nadie rece por vos, que nadie te deje en las manos de dios. 

Descanso

Hoy
encontré un insecto amarillo muerto en mi mochila beige.
Estaba de lado
no estaba aplastado
y parecía dormir.
Su posición me dio escalofríos.
Algunas noches
mi ropa para dormir es amarilla
mi colcha es beige
y mi posición
para que las pesadillas no molesten
tanto
es de lado.
Era yo, otra yo en otro espacio
en otro mundo
en el mismo tiempo.

Alada

Las ventanas de mi casa
despiertan repletas de angustias aladas
una a una saltan al abismo del día
que se aproxima
crujen en sus cuerpos los sueños
pasados
y el olvido expectante se lo llevan
entre el pico.

Las angustias son al fin como pájaros
pájaros tristes sin manos
pájaros cantando y aleteando cada
amanecer tortuoso
en cada casa
en cada árbol
en cada vida que no quieren seguir.

 



jueves, 27 de agosto de 2020

Negrísimas hojas (comentario por Noe Vásquez Reyna)

El día de hoy les queremos presentar una reseña que se le realizó al libro Negrísimas hojas de Candi Ventura por parte, de la también, escritora Noe Vásquez. Esto como antesala a la presentación de los textos de Candi. Esperamos lo disfruten.

Negrísimas hojas, de Candi Ventura López, es una bocanada de humanidad estática, densa, negra que absorbe y golpea, si queremos darnos una idea. Esa humanidad puede observase a sí misma con una mirada adulta, con pérdidas, con sus sillas rotas, con desesperanzas cotidianas y demonios que no destruyen o no se atreven a demasiada maldad.

En algún momento del poemario, son los demonios que conversan con sus almas humanas tan perturbadas, como el interrogatorio a un asesino, como el suicidio de un sacerdote o como imágenes de insectos que son fieles espejos de nuestra mínima existencia.

Es un murmullo de almas, de violencias invisibles y palpables como los fantasmas perdidos en dimensiones no tan lejanas. Esas almas habitan cuerpos que mutan, en cuerpos un poco más viejos, con plata en el cabello.  

Lo que también hay en Negrísimas hojas son voces de mujeres reflexivas, sobrias y pitonisas-brujas que hablan de esperanza y del té para conjugar, para nombrar una ratonera o conjurar lo que otras mujeres, muchas mujeres,  también sueñan:

Condenadas

He tenido un sueño recurrente:
sueño con un mundo lleno de agujeros gigantes
en donde todas las mujeres inconvenientes
éramos arrojadas a la hondonada más profunda
Las que no teníamos hijos
Las que no queríamos hablar con extraños
Las que no queríamos ser amables
Las que no queríamos las medias tintas
Las que nos cuestionábamos: ¿de qué color es la tristeza?
Las que decidíamos sin preguntar a nadie
Las que amábamos nuestra sangre sin violencia.
Una a una íbamos cayendo.
Ninguna quería salir de nuevo.

Nos condenaban, según la consciencia de ellos
a un vasto y oscuro lugar.
Nosotras, en cambio, buscábamos el núcleo de la Tierra
queríamos hacerlo girar en otra dirección, lo íbamos a lograr.
Tantos siglos nos habían enseñado,
Nosotras sí sabíamos de qué color es la tristeza: Índigo iluminado.

El poemario entero, quizá, y esto es una suposición totalmente mía, quizá nos pida algo a los lectores: que no seamos fabricantes de felicidad, de esa que encontramos en envoltorios y estúpidas instrucciones de supervivencia, porque la humanidad será imperfecta o no será. 

miércoles, 26 de agosto de 2020

Derrotando Dragones Emocionales

El día de hoy nos complace presentarles el trabajo de Erick Peralta, quien se describe como un psicólogo apasionado por lo clínico y laboral, trabajador, leal y buen amigo.  En este texto nos presenta varias ideas con las que nos podríamos identificar o quién sabe, tal vez ya lo hicimos.



Un dragón es una criatura mítica que en la antigüedad sólo algunos valientes se atrevían a enfrentar, y muy pocos obtenían la victoria, o por lo menos eso nos han hecho creer las historias que nos cuentan.  Pero ¿qué pasa si contextualizamos desde lo interno, es decir desde lo más profundo de nuestras emociones? Encontraríamos muchos dragones y muy pocos valientes ¿cierto?

La sola idea de enfrentarnos a nuestros dragones emocionales es algo impensable para muchos de nosotros, pero este viaje puede resultar interesante como sanador; algunas culturas cuentan que estas criaturas se catalogaban en dragones buenos y malos, según el pensamiento mágico, pero ¿cómo podían distinguir qué tipo de criatura era a la que enfrentaban?, ¿cómo puedo diferenciar si estas emociones me dañan o me benefician?

Imaginemos que en esa época no tenían el poder de decidir si querían o no ser ese héroe que enfrentaba a esa bestia que atemorizaba tanto, posiblemente muchos tan solo lograban llegar a donde se escondían y eran devorados, o simplemente en el camino decidían que era más fácil vivir como un cobarde. Con nuestras emociones pasa lo mismo, el  punto aquí no es sólo llegar y  descubrir  cuál es nuestro problema o exteriorizarlo, pues muchos de nosotros tenemos la capacidad de ir por la vida sabiendo qué es lo que nos hace daño, pero como ya lo hemos identificado y podemos hablarlo, entonces nos proclamamos VALIENTE, pero ¿de verdad lo somos?, en realidad NO, aunque es el primer paso, ya que identificamos que tenemos un problema y a la vez aceptamos necesitamos ayuda. Esto no es suficiente para atacar a nuestros dragones.

 Para acabar con ellos es necesario navegar la profundidad de nuestras emociones y validar si realmente lo que sentimos nos beneficia, o debemos soltarlo para poder evolucionar, y así poder resolver desde dentro el por qué tenemos ciertas necesidades (como estar en compañía de alguien o crear vínculos tóxicos). La clave para derrotar a nuestros dragones está en aprender a amarnos con lo que tenemos y lo que no, descubrir que somos importantes y tenemos la capacidad de valorarnos y protegernos para que todo fluya en armonía, y hasta ese momento lograremos ser VALIENTES.

  


 


martes, 25 de agosto de 2020

La doble moral del país

Luego de conversar y pedirle permiso a la única persona que considero que su opinión acerca del tema que voy a abordar me es importante, fue que decidí expresar mi pesar ante la forma de comportarse de todos aquellos que utilizan las redes sociales para mostrar su indignación por los hechos que son tendencia y de los cuales consideran deben expresar su opinión para que todos los que los «siguen» los consideren seres humanos con conciencia y voz social.

Para que nos entendamos, los debo poner en contexto, no soy un usuario de las redes sociales, lo más que hago es publicar pendejadas en el estado de mi WhatsApp, pero, ya sea por ese medio o por otros me entero de muchas de las situaciones que suceden en este país.

Hace un par de semanas, gracias a un amigo de un grupo de WhatsApp, me enteré de que una pareja había sido agredida en Ciudad San Cristóbal, Guatemala, y en varias ocasiones, por vecinos del mismo complejo de apartamentos en los que ellos vivían.

Al profundizar en la información me di cuenta de que toda esta situación se había dado por el «pecado» de ser una pareja del mismo sexo, no sabrán la indignación que sentí al percatarme de esto. Mi corazón me dio vueltas y una ola de sentimientos me atacó.

Me dispuse a averiguar más sobre esto y poco a poco me enteré de que este incidente había sucedido semanas antes, pero que hasta ese momento fue que salió a la luz. Entonces pensé que en este país de doble moral tenés que ser mujer, indio (tal vez ni aún así) o un negro de otro país (aquí fijo que sí) para que tus propios conciudadanos muestren empatía por la paliza que un montón de descerebrados te propició.

Busqué y busqué información (por mi trabajo tengo acceso a una cuenta del cara de libro) en una red social, que se caracteriza por ser el desagüe de miles de opiniones sin importancia, y no encontré nada.

Ningún comentario de indignación, ningún comentario de apoyo, ningún comentario exigiendo justicia (es posible que sí existieran, pero es casi seguro que fueron tan pocos que no lograron resonar como otros), ningún numeral «la vida de un negro importa» o «justicia para…»; que como es costumbre aparecen en todas las redes sociales cuando un acto de violencia, ya sea dentro o fuera del país sucede.

Y con esto me invadió la pregunta, o fue la certeza, que en Guatemala la vida de una pareja del mismo sexo no importa, porque no es tendencia, porque no es motivo de expresar indignación, pero, sobre todo, porque aún nos interesa el que dirán de nosotros aquellos que son nuestros «amigos» en las redes sociales si estamos apoyando a una pareja gay (y no necesariamente por esta situación).

Nuestro heterosexualismo (jajaja me inventé un término nuevo) es tan frágil que nos aterra el qué dirán de nosotros por mostrar un poco de empatía con las personas que simplemente viven en formas que nosotros no hemos pensado o no concebimos (siempre he creído que todos tenemos algo que ocultar y que solo sale a relucir en el cuarto con nuestras parejas). O también podría ser que muchos viven atados a una religión sin sentido y prefieren guardar las apariencias y no cultivar el valor más importante que Yisus nos dejó, el amor al prójimo.

Bueno, podría seguir escribiendo y decir miles de cosas, pero no haré y estoy casi seguro de que si llegaron hasta aquí es porque esperaban algo más profundo de mí persona y en verdad siento decepcionarlos.

¡Ah! sin embargo, si me despediré diciendo lo siguiente: yo Jorge Luis Castellanos no tengo miedo de que cuestionen mi sexualidad por apoyar y no callar mi indignación por la violencia y la falta de justicia que sufren mis amigos y amigas, que por lo que ustedes quieran pensar, no tienen miedo de gritar a los cuatro vientos que son libres y que están orgullosos y orgullosas de ser quien son.

lunes, 24 de agosto de 2020

Estamos de Regreso


Buenas noches, el día de hoy queremos hacer de su conocimiento que iniciamos con la convocatoria para que todas aquellas personas que estén buscando un espacio para compartir su trabajo nos lo hagan llegar.

Sus dudas o preguntas nos las pueden enviar al correo de la revista y con gusto se las resolveremos.


viernes, 14 de agosto de 2020

Poesía de Dulce Medina Serie 2

Buenas noches a todos los que ya nos conocen y a aquellos que nos empiezan a seguir. Este viernes les presentamos los últimos tres poemas, de esta serie, de la escritora guatemalteca poesía de Dulce Medina. 



La tarde se torna gris, afuera el cielo se cae a pedazos; entonces aparecés fumando, invitándome a beberte de a poco junto con la lluvia...

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El mundo que inventé se desvanece, lo que soñé desapareció, todo es negro, todo soledad. Y aunque el dolor desgarra continúo buscando un atisbo de luz/ que me llene, que me salve...

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Te conozco de mucho tiempo atrás, tal vez de otra vida/de otra muerte, tal vez de los sueños donde dibujabas amaneceres y pintabas noches de luna/ donde el tiempo no existía y nos dejábamos acariciar por el viento.

Dulce además de ser una excelente escritora es mamá, educadora, amante del café, la noche, la lectura y el teatro. Le encanta el trabajo con niñas y niños porque cree es por medio de ellos que se podrá transformar la realidad de nuestro país.


martes, 11 de agosto de 2020

Poesía de Dulce Medina

El día de hoy tenemos el gusto de publicar los primeros poemas  de la escritora guatemalteca Dulce Medina. 

Dulce además de ser una excelente escritora es mamá, educadora, amante del café, la noche, la lectura y el teatro. Le encanta el trabajo con niñas y niños porque cree es por medio de ellos que se podrá transformar la realidad de nuestro país.

Esperamos disfruten de la poesía de Dulce Medina.

A esta tarde gris, húmeda y fría le hacen falta tus brazos, tu cuerpo, el sonido de respiración. A esta tarde (como a todas las otras) seguís faltándole vos... 

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Son tuyos los desvelos, mis silencios, el sonido que me crece en el pecho. Es tuya mi caricia, el gesto detenido, la sonrisa que me invade cada que te pienso. Es tuyo este espacio, el cuerpo cálido, la humedad que me nace en la piel...

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Aunque no lo diga siempre, te pienso... Algunas veces, al abrir los ojos o cuando llega la tarde y aparecés de pronto entre el café y la página del libro; otras, llegás para acompañar esas tardes grises que se llenan de canciones cursis.

También te siento, y puedo sentirte tan cerca, en ese instante en que cierro los ojos y me asalta tu recuerdo o cuando llega la noche y entre el vino y el humo te voy imaginando.

Pero también te siento en el espacio vacío de la cama, entre las sábanas que te dibujan, en la humedad de mis madrugadas...

viernes, 7 de agosto de 2020

NUNCA HE SIDO / BOCETOS

 Buenas noches a todas las personas que se toman el tiempo de leer nuestras publicaciones. El día de hoy les vamos a compartir dos textos más de la escritora Cristina Solís. 

También queremos extenderles la invitación para que se comuniquen con nosotros por inbox y nos comenten si están interesados en compartir por medio de este espacio su talento, sin importar la rama del arte a la que se dediquen. 

Si más que decir, esperamos disfruten de la literatura de Cristina Solís. 


NUNCA HE SIDO…

Nunca he sido de permanencias prolongadas, no encuentro hogar en ningún lugar que no sea mi espacio, siempre me largo o me escondo cuando considero necesario y no me pesa largarme, simplemente hago lo que considero necesario en el momento oportuno. No me gustan las lágrimas hipócritas… Esas que tienes cuando no te pongo la atención que requieres, esas que exaltan tu carencia de personalidad cuando en realidad intentas de ser alguien más, para hacerme sentir culpable y esa sonrisa cínica que me desmoraliza…

No entiendo por qué preguntas hacia dónde voy, cuando no tienes el valor de seguir mis pasos, cuando lo que quieres es que me quede contigo hundida en el fango y luego ríes sin explicación aparente.

No tiendo a quedarme donde no soy bienvenida ya que un discurso insípido no satisface mi necesidad por saber, al menos tener una mínima idea de qué pasa, odio estar sin datos, odio confiarme, odio confiar en ti.

Nunca he sido de espacios, tiempos o personas permanentes, mi tiempo es atemporal por ende no creo en el ayer o el mañana, ya que lo único sólido y verificable es el ahorita; claro si es que logró discernir mi realidad de mis fantasías… Lo que me parece un poco irónico el saber o no saber qué es lo que vivo y si realmente estoy viva…

Por tanto, solo espero a ver si hay alguna reacción en mis sentidos una luz o una sombra… entre espacios tangibles que se mueven al ritmo de mi música, ese ritmo latente que marca el corazón, mi respiración; creando armonías perfectamente en sintonía con el universo, con cada movimiento que se registra en la memoria colectiva y desaparece, porque el olvido nos inunda y nos deja en el vació.


BOCETOS…

Era complicada para los demás y lo sabía, asumiendo también que era complicada para sí misma. Le gusta reír al no comprender la idiotez de los demás, confundiendo también su propia estupidez con la lucidez del sol. Todo era complejo su mundo era complejo, lleno de formas y colores sin razón de estar, sin razón para no hacerlo.

Su vida transcurría en libros y letras, imágenes que se difuminaban al ritmo de las noches llenas de sombras, mensajes vacíos enviados a la nada, tratando de borrar nombres de su cabeza, era una tarea ardua pero no imposible y se divertía esforzándose por recordar los sucesos de noches anteriores, cuando vagaba por las calles y en sus venas corría el alcohol, estallando el cerebro de manera colosal, borrando instancias mentales de ese inconsciente colectivo del cual ya no quiere participar.

Soñaba con universos lejanos, llegar algún momento por allí perderse entre la inmensidad estelar de la noche, ah la noche amaba la noche, más cuando la luna susurraba a sus oídos planes de dominación y destrucción, eran cómplices en ataques y explosiones ficticias que morían entre risas y diálogos inexistentes.

Se amaba tanto, que le encantaba pasar tiempos prolongados a solas, de hecho, socializaba solo para no perder contacto con lo externo y para recordarse de vez en cuando como es ser humano fuera de sí. Buscando contacto físico

Eventual por necesidades físicas ya que se bastaba a sí misma pero el sentir a alguien más era placentero y a veces necesario.

Buscando los senderos más oscuros y boscosos encontraba paz para su volátil mente, que con ideas insensatas bombardeaba sin cesar, ah ideas malditas ideas…

Que se esconden y aparecen como estrellas fugaces, sin avisar, vienen se van, regresando con más fuerza y duelen, matan, construyen y destruyen miles de edificios internos sin cimientos sólidos, ya que viene otra construcción más fuerte y fuerte y fuerte… y explota todo explota dentro de su cabeza, recurriendo de nuevo a las letras, esas niñas traviesas que juegan con la visión y el tacto.

Que cuentan historias sin finales y finales sin principios, contando secretos entre sí, burlándose de su estar frente a la computadora sabiendo que decir, pero sin saber cómo expresarlo.

Y así se le escapaban sus días, siempre esperando que llegará la noche, era un animal nocturno encontrando en la oscuridad el perfecto espacio para estar y poder ser ella, feliz, libre, complicada, simplemente ella.


martes, 4 de agosto de 2020

En Teoría / Espectador

Saludos a las personas que nos siguen, durante un período bastante largo estuvimos desconectados de esta revista, sin embargo, y luego de meditarlo, tomamos la decisión de abrir una vez más las puertas de este espacio para todos aquellos que estén interesados en utilizarnos como un medio para compartir sus creaciones artísticas. 

En esta ocasión queremos compartirles dos textos de la escritora, periodista y tesista de Antropología Cristina Solís.

Ella nos comentaba que se percibe como un ser humano en constante crecimiento personal, y espiritual y que siempre está en la búsqueda de ayudar a los que la rodean y mejorar día a día como ser humano.



En Teoría

Partiendo de imaginarios que acosan el inconsciente colectivo, esas ideas que se encuentran dentro de las mentes de los individuos que conforman ciertas sociedades, culturas diversas que se enredan gracias a la globalización, adoptando patrones ajenos e interiorizándolos como propios, ejecutando cada acción como correcta, ya que eso es lo que creo, aunque tu postura de bienestar sea contraria a la mía.

Vamos es válido… ahora todo es válido, hasta matarte en mi mente, que más… además nadie se entera y vos seguís con vida, por ende, es un delito silencioso y tal vez solo pueda castigarme la conciencia que interroga el porqué de un crimen mental.

Acudo a los diálogos internos, tratando de buscar lógica a la cotidianidad, siendo esto un poco arduo y constantemente ilógico. Encontrarle forma a lo amorfo, sigo dando vueltas examinando cada dato recabado en los últimos segundos de vida. Tratando de armar un escenario dónde todo encaje, claro en teoría ¡todo encaja! al trasladarlo a la realidad, es allí donde todo pierde sentido, se deforma, acusando uno a otro; ah esos pequeños actores mentales con sus diálogos difusos que se contradicen a lo que quiero que digan. Tienen vida propia… ¡maldita sea! ¿Quién les dio vida?

O acaso serán reflejos de una realidad retorcida que se aqueja en mi cabeza, dando señales de lo complejo y de intangible. Tan intangible como la realidad misma, tan mutable como mi diario vivir.


Espectador

Sentarse ante la vida, viendo la gente pasar, miles de experiencias que se escapan de mis sentidos y lo absurdo se apodera de mi diario vivir. Tratando de comprender situaciones invariables que se hacen inquietantes y pierden el sentido inexistente de la vida.

De esos días en los que parece ser, que desperté en una realidad que no es mía, es un cuerpo y espacio que no me pertenecen… ansiando poder despertar de la vigilia eterna que parece mi tiempo. Sin lograr discernir que realmente pasa a mí alrededor, o poder dilucidar qué parte es mía o no.

Esas horas cuando el cuerpo asume formas extrañas y las sensaciones lo son aún más….

Haciendo difícil confesarse ante un mundo externo, confesar el sentir que carece de tiempo, sintiéndose ajeno al próximo estar…

Divago en pensamientos ajenos, ideologías formuladas que contrarrestan las dudas existenciales que acosan a cada instante, en cada resquicio de la razón.

Analizando aquellas invitaciones al delirio, a la ausencia física, a la ausencia mental, aceptando la estancia en diversas partes del universo fuera de este, que pareciera que fuese un nivel del infierno creado por Dante, un nivel adicional que olvido incluir.



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Luis Cardoza y Aragón

Nació en la ciudad de Antigua Guatemala el 21 de junio de 1901. Fue poeta, diplomático y uno de los intelectuales más importantes d...