miércoles, 5 de julio de 2017

Romeo tercermundista




Julieta había muerto. Su cuerpo acribillado se desplomó en la acera. Los hilillos de sangre liberaban pena; sus ojos abiertos mostraban alivio. El autobús pasó, como cada mañana, pero no se detuvo para llevarla a la escuela. El simulacro resultó ser cierto. La trampa, el rapto, el supuesto suicidio fue asesinato a quema ropa. Los encargados de llevarse a la niña aspiraron más de lo que debían. Sintieron hincharse sus frágiles manos para sostener las nueve milímetros. Antes de jalar el gatillo se incrementa el peso de las armas. Disparar es hacerse grande y anular la  inocencia de las víctimas mientras se desquebraja el alma de los niños asesinos.

Romeo esperaba. En el celular escuchó lo que no quería. Gritó y lloró como el Romeo de Verona. Su amor de su corta vida yacía en un asfalto frío. Sus ojos claros en su cara curtida rebalsaron de venganza que borbotaba desde la garganta.

Los Romeos tercermundistas toman todo por la fuerza, se creen héroes saturados de heroína que reclaman su derecho de destrucción, se identifican osados mientras cabalgan en el miedo, su sombra. Romeo reunió a su ejército de hijos empobrecidos, desnutridos, temerosos y armados. La orden era cubrir la tierra con Capuletos caídos a balas Montescas.

Irrumpieron en el sepelio de Julieta. El cuerpo rígido interpretó las detonaciones como el primer puño de tierra que caería sobre la caja parda. Su madre quería una blanca, decía que su niña era virgen y que el blanco palearía las injurias de familiares y vecinos.

Las salvajes venganzas no tienen olvido y brotará la sangre de generación en generación, como lo maldice la Biblia. El cuerpo de un joven fue encontrado horas después a centímetros de la fosa de Julieta, que permanecía abierta. Alguien le había le había dado el tiro de gracia. Para ese entonces, Romeo gozaba el triunfo y aliviaba su pérdida violando a la segunda Julieta de la escuela.
 
*Este cuento pertenece a la sección Metatextos, del libro aún no impreso Caer, de Diana Vásquez Reyna

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