Esa parecía
ser una madrugada tranquila como muchas anteriores, desde ese pequeño estanque
de agua azul zafiro. Percibías que eran
unos enormes ojos expectantes que te perforaban hasta el alma. Una sonrisa se dibujó en tu rostro al palpar
con la punta de tus dedos el agua fría, parecía una caricia congelada, pero que
misteriosamente te reconfortaba. Lo
amabas no podías negarlo y percibías que el alma dentro de ese estanque, te
amaba también.
De pronto el
tirón de algo te hizo ver una silueta de “alguien” al tener casi rozando tu
nariz en el agua, tu corazón se aceleró y el sentir que tu muñeca era sujetada
por una mano, te indicó que era real.
Estabas a punto de desmayarte, cerrando tus ojos con tal fuerza que
dolía.
-¡Esmeralda,
muchacha necesito tu ayuda!- La voz de
tu madre te sacó de la ensoñación y corriste para asistirla, el verle enferma
era aterrador, cada día que pasaba era un milagro de Dios, pero sabías que
cualquier día ella dejaría este mundo. Su enfermedad según ella, era por la
tristeza de no poder ver feliz al lago que tanto amó, tu madre constantemente
te contó que naciste en la orilla del lado de Amatitlán cuando dio su último
suspiró, antes de desaparecer, por culpa de la contaminación, lo que nadie supo
es que en ese lugar que te sumergió, es ahora tu amado estanque.
Esa noche tu
madre murió y ante tus ojos ella se transformó en una bola de luz que se disipó
en lo alto del estanque, te sentiste desfallecer, más al correr al estanque
viste esos ojos azules más vibrantes que nunca, aunque sabías que nadie podría
acompañarte, no te sentías sola, algo dentro de ti recordó las últimas palabras
de tu progenitora. “El lago me dio
felicidad al tenerte, pues tú serías la última esperanza de verlo vivo otra vez
y muchos regresarán a observar su belleza, te lo prometo”.
-Yo quiero
ver lo que tú tanto anhelaste madre y ser feliz, algo me dice que este lugar es
mi felicidad- mientras veía fijamente el agua, una enorme figura atemorizante
salió del agua, te quedaste sin aliento al tenerla frente a ti, tu pulso se aceleró
y todo tu cuerpo tiritó. Querías articular palabras pero no podías, hasta que
lo escuchaste.
-Por fin lo
descubriste, estoy seguro que me amas tanto como yo, soy Zafir, el antiguo
espíritu del lago y gracias a tu madre que te sumergió en mis aguas, yo pude
sobrevivir, por el amor que me has dado, ahora seremos por fin felices, yo te
amo-
-Yo también
te amo y quiero que vivas para siempre- ahora por fin estarían juntos, te
sumergiste en el agua y al contacto completo con ella, tu cuerpo brilló y la
serpiente cambió de forma a una varonil y así al juntar sus manos y fundirse en
un beso de amor, del fondo del estanque surgió el vital líquido nuevamente, los
años pasaron y Zafir te hace sumamente feliz, con los dos niños que procrearon
y que son las voces del amor del pueblo hacia su lago y viceversa. Ahora para
las nuevas generaciones, es un hermoso lugar que cuidan y aman liberándolo de
la contaminación.
Pero este es
un secreto entre tú y yo, la historia de cómo el lago nuevamente volvió a la
vida, dejando el color verde pantanoso, para obtener su antiguo color azul
zafiro, a través de la esperanza. Sonríes al ver que Zafir te guiña un ojo y te
toma de la mano para seguir instruyendo a las nuevas generaciones y preservar
el hermoso lago de Amatitlán.
Sabry ChanKín
Nota de la escritora: Debido a mi gusto por el anime y los
personajes Sasuke y Sakura de la serie Naruto (manga y anime de Masashi
Kishimoto) los he incluido en una novela que publico en capítulos semanales en
una página de internet y agregando mi imaginación a rienda suelta, gracias a Dios ha sido bien aceptada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario