miércoles, 19 de julio de 2017

Felicidad en el Lago de Amatitlán




Esa parecía ser una madrugada tranquila como muchas anteriores, desde ese pequeño estanque de agua azul zafiro. Percibías que eran unos enormes ojos expectantes que te perforaban hasta el alma. Una sonrisa se dibujó en tu rostro al palpar con la punta de tus dedos el agua fría, parecía una caricia congelada, pero que misteriosamente te reconfortaba. Lo amabas no podías negarlo y percibías que el alma dentro de ese estanque, te amaba también.

De pronto el tirón de algo te hizo ver una silueta de “alguien” al tener casi rozando tu nariz en el agua, tu corazón se aceleró y el sentir que tu muñeca era sujetada por una mano, te indicó que era real. Estabas a punto de desmayarte, cerrando tus ojos con tal fuerza que dolía.

-¡Esmeralda, muchacha necesito tu ayuda!- La voz de tu madre te sacó de la ensoñación y corriste para asistirla, el verle enferma era aterrador, cada día que pasaba era un milagro de Dios, pero sabías que cualquier día ella dejaría este mundo. Su enfermedad según ella, era por la tristeza de no poder ver feliz al lago que tanto amó, tu madre constantemente te contó que naciste en la orilla del lado de Amatitlán cuando dio su último suspiró, antes de desaparecer, por culpa de la contaminación, lo que nadie supo es que en ese lugar que te sumergió, es ahora tu amado estanque.

Esa noche tu madre murió y ante tus ojos ella se transformó en una bola de luz que se disipó en lo alto del estanque, te sentiste desfallecer, más al correr al estanque viste esos ojos azules más vibrantes que nunca, aunque sabías que nadie podría acompañarte, no te sentías sola, algo dentro de ti recordó las últimas palabras de tu progenitora.  “El lago me dio felicidad al tenerte, pues tú serías la última esperanza de verlo vivo otra vez y muchos regresarán a observar su belleza, te lo prometo”.

-Yo quiero ver lo que tú tanto anhelaste madre y ser feliz, algo me dice que este lugar es mi felicidad- mientras veía fijamente el agua, una enorme figura atemorizante salió del agua, te quedaste sin aliento al tenerla frente a ti, tu pulso se aceleró y todo tu cuerpo tiritó. Querías articular palabras pero no podías, hasta que lo escuchaste.

-Por fin lo descubriste, estoy seguro que me amas tanto como yo, soy Zafir, el antiguo espíritu del lago y gracias a tu madre que te sumergió en mis aguas, yo pude sobrevivir, por el amor que me has dado, ahora seremos por fin felices, yo te amo-

-Yo también te amo y quiero que vivas para siempre- ahora por fin estarían juntos, te sumergiste en el agua y al contacto completo con ella, tu cuerpo brilló y la serpiente cambió de forma a una varonil y así al juntar sus manos y fundirse en un beso de amor, del fondo del estanque surgió el vital líquido nuevamente, los años pasaron y Zafir te hace sumamente feliz, con los dos niños que procrearon y que son las voces del amor del pueblo hacia su lago y viceversa. Ahora para las nuevas generaciones, es un hermoso lugar que cuidan y aman liberándolo de la contaminación.

Pero este es un secreto entre tú y yo, la historia de cómo el lago nuevamente volvió a la vida, dejando el color verde pantanoso, para obtener su antiguo color azul zafiro, a través de la esperanza. Sonríes al ver que Zafir te guiña un ojo y te toma de la mano para seguir instruyendo a las nuevas generaciones y preservar el hermoso lago de Amatitlán.

Sabry ChanKín

Nota de la escritora: Debido a mi gusto por el anime y los personajes Sasuke y Sakura de la serie Naruto (manga y anime de Masashi Kishimoto) los he incluido en una novela que publico en capítulos semanales en una página de internet y agregando mi imaginación a rienda suelta, gracias a Dios ha sido bien aceptada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Luis Cardoza y Aragón

Nació en la ciudad de Antigua Guatemala el 21 de junio de 1901. Fue poeta, diplomático y uno de los intelectuales más importantes d...