Hace varios años atrás la televisión por cable nos permitió
acceder a una variedad de programas enfocados al arte del tatuaje. En ellos se
observaba el trabajo de algunos de los artistas estadounidenses más
importantes. Lo cual, en su momento, fue refrescante para aquellos que aprecian
y respetan el trabajo, tanto de los artistas extranjeros como de los que en ese
momento ya se habían ganado un nombre en nuestro país, lo interesante de este
fenómeno fue que de pronto en Guatemala, como ha sucedido con otros fenómenos,
este se convirtió en una moda.
Esta moda generó y sigue generando, que muchas personas en
su afán de tener en su cuerpo un tatuaje visiten estudios, que en su mayoría no
cumplen con los mínimos requisitos de limpieza, y esterilización de materiales
y cuyos propietarios no poseen la suficiente experiencia para realizar un
trabajo en la piel de sus clientes de buena calidad.
Debido a esta situación se puede observar que un lapso menor
a cinco años la cantidad de estudios en Guatemala creció, pero también se puede
ver que muchos de los trabajos que ahora existen en la piel de muchos
guatemaltecos no tienen la calidad que se esperaba al pensar que el trabajo de
algunos artistas se iba a comparar con el que se nos presentó por televisión.
El tiempo dirá quienes, como artistas del tatuaje sobrevivirán
a una sociedad que se emociona con lo más mínimo y se aburre de todo. Pero no
olvidemos también que esto nos generará otro fenómeno y será que dentro de poco
tiempo veremos a muchas personas realizándose covers de esos tatuajes o pagando para eliminarlos
permanentemente.
Antes de realizarse un tatuaje debemos pensar si es en
verdad lo que deseamos y las consecuencias que esta decisión nos traerá en
todos los ámbitos de nuestras vidas. Visitar estudios profesionales y sobre
todo no olvidar que lo barato sale caro.
Por: Giancarlo Tribiani
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