Las piñatas de diablos y la época navideña

Desde mi infancia he visto que antes del 7 de diciembre que las piñaterías venden muñecos de papel y alambre de todos tamaños, en forma de diablos, para la tradicional Quema del Diablo. Desde aquí iniciaban todas las actividades navideñas en Guatemala, algo que han olvidado los comercios del país, que empiezan a adornar desde mucho antes. 

La figura del diablo (un hombre rojo y cachudo, con barba y patas de cabra) es popularmente conocida en los países practicantes del catolicismo. En nuestro país se usa en muchas expresiones artísticas, como leyendas, obras de teatro, ilustraciones y bailes. Su presencia nace en la Biblia, pero su imagen viene de los dioses paganos que la iglesia católica quería erradicar. Podemos ver su parecido con el semidiós griego Pan, identificado como un Fauno por los romanos.

Ilustración del dios Pan

Cada 7 de diciembre a las 6 de la tarde, en las vísperas de las fiestas de la Virgen de la Concepción, las personas sacaban toda la basura y cosas viejas acumuladas en el hogar con el fin de prender una fogata, y con esto espantar a los “malos espíritus”. Otras prácticas que se realizaban junto a las fogatas (y que han de hacer aún algunos abuelos) era quemar ocote, rociar con agua bendita y barrer la casa para que el diablo se vaya. 

La tradición fue cambiando por el comercio y la conciencia ecológica, surgiendo las piñatas de diablos para quemarlos en lugar de la basura, que generaba más contaminación. El tema del humo generado este día empezó a preocupar a entidades del ambiente, quienes recomiendan no quemar nada, o en su defecto quemar monte seco, chiriviscos y ramas de árboles viejos. En el 2010 se calculaba que se realizaban aproximadamente más de 500,000 fogatas, aunque es notorio que cada año va disminuyendo. Es una lucha entre la tradición y el medio ambiente.  

Por Charlie Brandigamo